lunes, 1 de octubre de 2012

La Leyenda del nahuel

¡Hola chicos! Aquí les dejo la leyenda del nahuel, y la "Zamba de la amistad" interpretada por Julia Zenko, es nuestro aporte al Proyecto de pueblos originarios, que trabajaremos en clase.

Este material pertenece a la obra "Leyenda" del grupo teatral Libertablas.



   "Detrás, a lo lejos, las verdes montañas de puntas blancas, los lagos hermosos de aguas heladas y transparentes... Pero aquí, bajo nuestros pies... la pampa. La Patagonia dura y chata. Los pastizales amarillos y secos. Esta... fue... la tierra mapuche. ¡Y la tierra del Nahuel!
        Los Mapuches vivían en esta tierra desde siempre... desde que el Dios Antú los creó, y transformado en hombre les enseñó el arte de la siembra. Pero los Mapuches pelearon, y la diosa Luna lloró, y con sus lágrimas se crearon los lagos Lacar y Nahuel Huapi. desde siempre nos acompañó un lejano rugido. El rugido de la bestia: El Nahuel, que acechaba desde las sombras, entre los pastizales. 
    Pero un día... un día el rugido se transformó en lamento. Y Pehuén, el guerrero, el indio más valiente de la aldea, fue el encargado de averiguar qué sucedía... Se internó entre los pastizales y se topó con la bestia. El ser fantástico estaba tirado, agonizante. Malherido por una espina que se hundía en su pata y que hacía días lo dejaba sin defensa y sin alimento.
Pehuén pudo haber terminado con el monstruo, pero se apiadó de él, y ayudado por su cuchillo, le quitó la espina, y lo dejó partir.
Tiempo después llegaron los huincas. Hombres blancos. Soldados. Que venían a sacar para siempre a los Mapuches de sus tierras. Y así comenzaron las grandes luchas.
Al final de una gran batalla, Pehuén huía, muy mal herido y para esconderse se internó en los pastizales. El cabo López, siguiendo órdenes de su comandante, persiguió al indio y lo encontró exhausto. Levantó su revólver para matarlo, cuando desde las sombras surgió un rugido que se abalanzó sobre el soldado derribándolo como un muñeco.Una enorme garra se alzó para acabarlo...
 _ ¡No, Nahuel!- Gritó el indio.
El fantástico animal, lo observó, y, reconociendo a su viejo amigo, se alejó entre los pastizales.
El soldado se levantó, tambaleante y con los ojos llenos de lágrimas, agradeció a Pehuén, que le había salvado la vida.
¡Gracias Nahuel!"










No hay comentarios:

Publicar un comentario