UN CUENTO
MÁS QUE UN SUEÑO
Cuenta
la historia que en un lugar muy cercano dos increíbles personas decidieron
cambiar el mundo. Sí, no exagero, lo que escucharon “cambiar el mundo”. Ahora se preguntarán, quiénes podrían ser. Por lo pronto, no les
diré. Quizás, no sean los mismos para todos.
El
tiempo pasaba, y estos seres tomaron con responsabilidad y alegría aquella
supuesta misión. Todo comienza así…
La
niña “N” tuvo un sueño visionario, al estilo cuento policial. Pero solo, me
detendré en contarles una parte de él. En el mismo, ella se sentía perseguida
por un supuesto detective al que no lograba identificar. Corría desesperada,
por unas calles sin fin, muy asustada y sin entender el motivo por el cual
estaba siendo perseguida. Pero en cuestión de segundos, el panorama cambió.
Parecía que estaba viviendo en una pesadilla. Veía monstruos que más que miedo
causaban pena, una momia que la invitaba a bailar, un fantasma que se caía
cuando intentaba volar por el efecto de la gravedad y una bruja maléfica repleta
de granos que le pedía que dejara de correr y que adentrara a su mundo de
terror. Pero es raro, sin lógica, y de la nada, aparecían naves espaciales como
en los cuentos de Ciencia Ficción.
Vieron
que en los sueños, no todo se entiende. Es así, que en otro momento, la niña “N”
entra a un teatro. En él estaban pasando unas publicidades muy creativas
gravadas por unos chicos de una escuela, cuyas siglas pudo identificar como
ESBA. Mientras estaban pasando unas
propagandas, la pantalla comenzó a cobrar vida. De ella, salió el mismísimo
Zeus, acompañado de Afrodita, señalando con un rayo de luz a la niña “N”. Este
increíble y poderoso dios griego, le comunica la siguiente noticia y le confía
una misión: “En la ciudad de las Flores te está esperando un niño. Juntos
deberán cambiar el mundo. Como dios, los ayudaré”. Afrodita, que estaba a su
lado, continúa diciendo: “Todo puede cambiar, si trabajan en equipo y con total
optimismo”. De repente, todo se vuelve oscuro. Y la niña despierta recordando
todo, teniendo la sensación de que todo fue real.
En
la Ciudad de las flores, vivía el niño “J”.
Y ustedes se preguntarán, qué estaba haciendo ahí. Más o menos, lo intentaré de explicar. “J” tenía un amigo inseparable, llamado
Pinki. Este, lo llamaba “cerebro”, porque su fuerte eran las matemáticas.
Siempre, decía que quería cambiar el mundo, siendo esto su única obsesión. Tal es, que organiza unas olimpíadas de
matemática, con situaciones problemáticas, cálculos y fórmulas, para que los
demás lo ayudarán en su labor. Los participantes quejosos de pensar,
descubrieron que con el paso del tiempo se volvían cada más inteligentes e
inigualables.
Un
día, este niño “J”, mientras leía una crónica periodística acerca de las
distintas investigaciones que estaba realizando la NASA, decide investigar un
poco más acerca de los planetas. Pero no podía hacerlo solo. Les propuso, a sus
competidores olímpicos de la razón, indagar junto a él. Investigaron acerca de
los planetas y del sistema solar. Como realizaron un magnífico trabajo de
investigación, les pidió que armen una muestra de lo investigado con maquetas
y láminas; y que escriban los resultados elaborando
informes, cuadros de doble
entrada, mapas conceptuales, resúmenes respetando las famosas y conocidas
reglas APA.
Mientras
ocurría todo esto, la niña “N” ya había localizado al niño “J”. Una mañana, se
encontraron y sin entender cómo, se reconocieron como si hubieran sido amigos
de toda la vida. No necesitaron presentarse, porque par arte de magia, como
sucede en los cuentos maravillosos, sabían quiénes eran y qué era lo que tenían
que hacer. Cada uno conocía su propia biografía. Y en sus mentes, mientras
conversaban, se venían imágenes como “historietas”.
Como
se habrán dado cuenta, ambos son de Argentina, “un país de inmigrantes” en
donde los derechos humanos siempre están presentes.
Ahora,
¿qué tiene que ver todo esto con la misión de la que hablé
al principio? La verdad, no sé. Tenía que comenzar de alguna manera. Pero lo
que sí tengo en claro es que cada cuento leído, cada técnica utilizada, cada
problema resuelto, cada pensamiento transcurrido, cada situación vivida y cada
sueño realizado, es cambiar el mundo, mi mundo y todo aquello que me rodea.
Queremos
agradecerles Natalia y quien les habla, a
todos ustedes, papás y queridísimos alumnos, por permitirnos hacer
realidad este cuento, que más que un cuento es un sueño hecho realidad.
Autor: Profesor, Javier Romero